20091123

...sólo sucede en ocaciones peculiares.

La corteza dilató su tamaño y le envolvió de abajo hacia arriba cual capullo invertido. Los poros emanaban, sin necesidad de ser esquilmados, aquel intrínseco líquido que contamina la calina del mendigo. Los cabellos se prensaban de los dedos y gritaban despavoridos el ser asidos en dirección al infierno. Las uñas lloraban, en adhesión de las palabras, la terrible necesidad de consumarse. La carne, fiel de su portador, reptaba sin avanzar; vejigas henchidas de salinidad brotaban y bailaban, decrecían y morían. El fluido artífice de prurito carcomía calmo las paredes del seso longevo. Y las lagrimas se derrapaban excitadas sobre la piel, justo antes de se borradas por aquellas escamosas manos.

1 comentario:

Vocho dijo...

recorde q tenias blog y quise pasar a saludarte